Por Marcela Sinturión

sábado, 11 de septiembre de 2021

¿QUIÉN TIRA LA PRIMERA PIEDRA?

 



En primer lugar, hablaremos (o escribiré) sin caretas. Todos sabemos que en todas las congregaciones vamos a encontrar lo que genéricamente llamamos pecado: Infidelidades, resentimientos, avaricia, robo, fornicación, competencia, adulterio y demás. La humanidad de todo cristiano lucha por no caer en alguna de esas tentaciones.

Dicho esto, paso a comentar la serie Greenleaf que se transmite por Netflix. Son cinco temporadas y no quisiera spolear nada y si a veces se me escapa, perdón.

Algunos dicen que la serie "El Reino" es una copia burda de esta serie. No estoy de acuerdo, por lo menos no por ahora, no con solo la primera de sus temporadas de la argentina ¿Porqué? Porque Greanleef es la historia de una congregación de hombres y mujeres con fallas, si bien se centra en la familia pastoral y sus pecados, también se muestra las consecuencias de esas decisiones.

En una realidad totalmente norteamericana, por cierto, no todas las iglesias se manejan como muestra la serie. Una iglesia independiente, levantada por sus propios pastores, aparentemente no dependen ni quieren depender de ninguna organización, aunque sí basan sus decisiones en una junta de diáconos.

Allí se muestra la realidad humana repartida en sus personajes, sus luchas por conservar los principios bíblicos, sus caídas, sus peleas, sus celos, sus ambiciones. ¿Quién puede tirar la primera piedra?

Si, es verdad, en los primeros capítulos se muestra todo lo negativo de los supuestos "santos" y lo positivo de los supuestos "mundanos" pero ahí está la clave del desarrollo de esos personajes a lo largo de las distintas temporadas. Lo que un guionista llamaría "el arco del personaje” que según los teóricos sería la transformación del punto de vista, de opinión, de vida que sufre desde el comienzo hasta el final de la historia, los estadíos por los que atraviesa y el crecimiento psicológico o emocional que experimenta para llegar a ese cambio. Así que no los juzguen hasta llegar al último capítulo de la temporada 5 y preparen varios pañuelitos porque no van a poder contener las lágrimas.

No somos santos en el sentido literal y de construcción social de la palabra, pero es justamente ese detalle de ser humano que nos hace dependiente de un Dios Santo. Cristianos capaces de reconocer sus pecados más graves, capaces de arrepentirse de ello hasta las lágrimas, capaces de pedir perdón y perdonar.

Una frase que se repite a lo largo de las temporadas es: “Trato de hacer lo correcto” y es ese camino de aciertos y errores el que transitan durante todos los capítulos.

También, como en El Reino hay un pastor dentro de esa familia que es abusador, contra el cual su sobrina lucha para encarcelarlo y finalmente… no, mejor no les cuento el final de ese personaje.

El disparador también, como en El Reino, es una muerte, pero en este caso de un miembro de la familia pastoral. Ahí la protagonista vuelve a reunirse con su familia y con su congregación y comienzan a aparecer las diferentes situaciones conflictivas a resolver, que van armando una trama que finalmente termina con un mensaje esperanzador. La diferencia con la primera temporada de El Reino, es que Greanleef predica, a mí entender da un mensaje, hay Biblia, hay algo de doctrina, hay servicio social, hay drama y trama digna de seres humanos imperfectos pero que buscan sinceramente la ayuda de Dios.


Esa transformación en sus personajes principales es lo que muestra una iglesia verdadera. Esa ambición por el poder que casi les hace perderlo todo, pero que al fin entienden la enseñanza del sufrimiento, el poder verdadero de la confesión y el perdón, la aplicación de la verdad como causa de la libertad y la realidad de las corporaciones eclesiásticas usadas para el poder sin escrúpulos y nosotros (los cristianos) sabemos que eso, no es iglesia.

En resumen, una serie para mirar con ojos de seres humanos imperfectos y no de cristianos super santos, para empatizar con algunos personajes y quizá hasta identificarnos con algunos, porque generalmente hablamos del perdón a quienes predicamos pero a veces somos más duros por tratarse de una familia dedicada al pastorado, como si eso, los hiciera menos humanos.

Así que, ya anunciada la segunda temporada de El Reino, la espero, porque quisiera encontrar ese arco de personajes donde el amor de Dios le gana a la ambición y produce un verdadero encuentro con El. Quizá nos de una sorpresa al final y haya cambios y arrepentimientos para el bien común. Esperemos.

Dios es bueno, toooodooo el tiempo.


miércoles, 18 de agosto de 2021

EL REINO, ACIERTOS Y ERRORES DE UNA PRODUCCIÓN TENDENCIOSA

 


No voy a negar que esperé verla y que traté de vaciarme de los prejuicios hacia ciertas actrices antes de analizarla.

Así que puse mi cabeza en frío y la miré, a veces con ganas de saltar como leche hervida, pero me las aguanté hasta el final de toda la serie.

¿Cuáles fueron mis conclusiones?

En cuanto a guión, quiero darle el respeto que se merece la estructura de ir revelando secretos poco a poco y de mantener la estructura coral, lo cual no es sencillo. Al ser evangélica, cuando empezaron a comentar el inicio de esta producción y luego mostrar su trailer, obviamente quería saber cómo iban a representar a la iglesia y sus miembros. Ahí tengo que darle mi pulgar para abajo y detallaré esas escenas (las que me acuerde):

1.   El supuesto exorcismo del personaje del Chino Darín, tengo que reconocer que me dio risa. No sé qué quisieron representar con ese grupo de personas con túnicas y cascabeles en sus manos. Escena para el olvido, yo pensé que simplemente el personaje se pondría frente al micrófono y contaría su verdad (hubiera sido más verosímil)

2.    La sobreactuación de la “pastora” tirándose al piso en una especie de trance que toda una congregación aceptaba y aplaudía. No dejé de preguntarme: ¿Qué fue eso? Más digno de un sainete que de un drama.

3.    La pastora declarando frente a la fiscal refiriéndose a su congregación como “evangelistas”, cuando nos denominamos “evangélicos”. El evangelista es otra cosa, al que quiere me lo pregunta por privado y se lo explico, pero si escribís un guión sobre ese personaje o actúas como pastora, no podés cometer ese error. Hubiera estado bueno que la fiscal la llamara “evangelista” y la pastora la corrigiera.

4.    El pastor hablando con Dios frente a la cruz. Nada más alejado de nuestras prácticas, digamos que hablando en su habitación o aún en el templo pero parado y caminando hubiera sido más creíble (si quisieron representar un pastor evangélico claro). Somos más parecidos a un loco hablando solo, que a un cura rezando, pero bueh, sabrán ellos por qué eligieron esa puesta.

5.    En ese mix de videos de archivo cuando explican el origen del personaje de Furriel (me encantó su interpretación) y en otras escenas, como el conteo de dinero, meten en la misma bolsa a los evangélicos con la Iglesia Universal. No somos lo mismo, no caminamos por la sal para obtener algo divino ni necesitamos agua de Tierra Santa para sanarnos. Por supuesto que se levantan ofrendas y diezmos, basados en enseñanzas bíblicas para el sostén del templo y las acciones sociales. La luz, el gas y otros servicios no lo regalan, hay que pagarlos y una estructura con empleados en blanco también.

6.    La “veneración y cuidado excesivo” hacia el adolescente con poderes sobrenaturales es más de perfil católico, para nosotros lo sobrenatural es más natural.

Por lo demás, el pastor abusivo, el tema del dinero, los hijos descarriados, la ambición del poder eclesial, sin duda, son situaciones que se han dado dentro del ambiente evangélico. Quizá son los menos, pero es lo que vende en una serie de ficción. No sé si culpar a la producción por eso. Sólo marco los errores que podrían haberse evitado y a continuación, lo que verdaderamente marca estas historias.



La serie, por más que el título nos remita a un reino, no sólo se refiere al ambiente evangélico, trata de mucho más. Trata de un entramado corrupto a nivel internacional del cual el pastor pasa a ser un títere. 

Para serles sincera, me llamó más la atención el personaje de Joaquín Furriel, excelentemente interpretado. Aún la trama alrededor de ese personaje me pareció impecable.

Lo del ámbito eclesial pasa a segundo plano cuando veo el tema de la elección de un pastor como candidato para poder manejarlo a su antojo según estas fuentes extranjeras que ostentan el poder mundial. Me parece una anécdota el tema pastoral, al lado de toda la corrupción política internacional y nacional alrededor. ¿Por qué? Porque en estadísticas, es mayor la inmoralidad en la política que extiende su mano negra a instituciones como la policial y a la justicia, que en las iglesias evangélicas en Argentina, las cuales tratan de contener y servir a la gente que lo necesita. Pero, claro, la parte buena no vende y esto es una ficción.

Si realmente querés saber lo que hace Dios, lee  "Se murió y ahora que?"

domingo, 11 de abril de 2021

VEAMOS LO QUE NADIE VE




Una mañana de feriado, dedique unas horas a trabajar con mí huerta y mis plantas. Vivo en una casa en la ciudad, por lo que mi contacto con la tierra es a través de macetas y un huertero de madera en la terraza.

Muchas veces aparecen plantas de semillas que han sido depositada por aves o por el mismo viento, por eso, no sé en qué momento apareció una suculenta llamada Kalanchoe la cual al crecer se llena de brotes en los bordes de sus hojas. Para saber más sobre ella, con Google Lens busqué como se llamaba, que propiedades tiene, como cuidarla y más detalles.

Ahí descubrí que en algunos lugares la llamaban “mala madre” porque siempre pierde a sus “hijos”. Esos pequeños brotes se esparcen por todas partes. Si encuentran tierra, comienzan a crecer, de lo contrario caen al piso y son llevadas por las palomas, pájaros y cuanto bicho con alas aparece en la terraza o van a parar a la basura cuando baldeo. Me daba tanta pena no darle la oportunidad de crecer que comencé a plantarlas en el árbol de la puerta de casa.


Mi Kalanchoe en su nueva maceta

Es muy invasora, por lo que decidí sacarla de mí huertero (habían caído ahí desde una planta cercana) y del balde macetero con el limonero con el fin de darle una maceta propia. 

Con cuidado, cavé alrededor de ellas para no malograr la planta anfitriona. Tomé la “mala madre” ya muy crecida tratando de no arruinar sus raíces y me di cuenta que estaba unida por la raíz a los nuevos retoños que empezaban una vida separada de su madre pero en el mismo trozo de tierra.

Esto me llevó a una reflexión. Que fácil es juzgar por lo que vemos por fuera (una planta "mala madre" que pierde sus brotes fácilmente). Esto nos pasa cuando vemos una madre desbordada que regaña a sus hijos delante de todos, un hijo que hace berrinche en un lugar público, un adolescente contestador, en seguida nuestra mirada va hacia la madre y su crianza, aunque no sepamos nada de la historia de esa familia.

Sin embargo, esa planta juzgada por perder sus retoños, lograba unir los brotes que caían en su mismo espacio a través de la raíz, pero claro, eso estaba bajo tierra, no se podía ver.

A veces, lo que vemos por fuera, es la consecuencia de algo que sucede o sucedió, un niño berrinche puede tener un problema, no juzguemos a la madre; un adolescente contestador puede estar pasando por una infinita angustia interna sin poder comunicarlo, no juzguemos al joven ni a su crianza.  Una madre que no actúa frente a los enfrentamientos de su hijo puede ser una madre agobiada y cansada de los problemas.

Aprendamos a no juzgar y creernos los mejores padres, una madre siempre que pueda mantendrá ese lazo bajo tierra aunque sus hijos crean que se han independizado, siempre estará allí para cuando necesite y le daría su propia savia o sangre si lo necesitara. No es mala madre, ni es un hijo/a malcriado solo que a veces las situaciones cotidianas, los diagnósticos, la muerte de un ser querido y millones de circunstancias pueden hacer desbordar a la "mala madre". Ofrecé tu ayuda, no tu juicio.

No juzguemos solo lo que vemos. Veamos lo que nadie ve.