Por Marcela Sinturión

miércoles, 18 de agosto de 2021

EL REINO, ACIERTOS Y ERRORES DE UNA PRODUCCIÓN TENDENCIOSA

 


No voy a negar que esperé verla y que traté de vaciarme de los prejuicios hacia ciertas actrices antes de analizarla.

Así que puse mi cabeza en frío y la miré, a veces con ganas de saltar como leche hervida, pero me las aguanté hasta el final de toda la serie.

¿Cuáles fueron mis conclusiones?

En cuanto a guión, quiero darle el respeto que se merece la estructura de ir revelando secretos poco a poco y de mantener la estructura coral, lo cual no es sencillo. Al ser evangélica, cuando empezaron a comentar el inicio de esta producción y luego mostrar su trailer, obviamente quería saber cómo iban a representar a la iglesia y sus miembros. Ahí tengo que darle mi pulgar para abajo y detallaré esas escenas (las que me acuerde):

1.   El supuesto exorcismo del personaje del Chino Darín, tengo que reconocer que me dio risa. No sé qué quisieron representar con ese grupo de personas con túnicas y cascabeles en sus manos. Escena para el olvido, yo pensé que simplemente el personaje se pondría frente al micrófono y contaría su verdad (hubiera sido más verosímil)

2.    La sobreactuación de la “pastora” tirándose al piso en una especie de trance que toda una congregación aceptaba y aplaudía. No dejé de preguntarme: ¿Qué fue eso? Más digno de un sainete que de un drama.

3.    La pastora declarando frente a la fiscal refiriéndose a su congregación como “evangelistas”, cuando nos denominamos “evangélicos”. El evangelista es otra cosa, al que quiere me lo pregunta por privado y se lo explico, pero si escribís un guión sobre ese personaje o actúas como pastora, no podés cometer ese error. Hubiera estado bueno que la fiscal la llamara “evangelista” y la pastora la corrigiera.

4.    El pastor hablando con Dios frente a la cruz. Nada más alejado de nuestras prácticas, digamos que hablando en su habitación o aún en el templo pero parado y caminando hubiera sido más creíble (si quisieron representar un pastor evangélico claro). Somos más parecidos a un loco hablando solo, que a un cura rezando, pero bueh, sabrán ellos por qué eligieron esa puesta.

5.    En ese mix de videos de archivo cuando explican el origen del personaje de Furriel (me encantó su interpretación) y en otras escenas, como el conteo de dinero, meten en la misma bolsa a los evangélicos con la Iglesia Universal. No somos lo mismo, no caminamos por la sal para obtener algo divino ni necesitamos agua de Tierra Santa para sanarnos. Por supuesto que se levantan ofrendas y diezmos, basados en enseñanzas bíblicas para el sostén del templo y las acciones sociales. La luz, el gas y otros servicios no lo regalan, hay que pagarlos y una estructura con empleados en blanco también.

6.    La “veneración y cuidado excesivo” hacia el adolescente con poderes sobrenaturales es más de perfil católico, para nosotros lo sobrenatural es más natural.

Por lo demás, el pastor abusivo, el tema del dinero, los hijos descarriados, la ambición del poder eclesial, sin duda, son situaciones que se han dado dentro del ambiente evangélico. Quizá son los menos, pero es lo que vende en una serie de ficción. No sé si culpar a la producción por eso. Sólo marco los errores que podrían haberse evitado y a continuación, lo que verdaderamente marca estas historias.



La serie, por más que el título nos remita a un reino, no sólo se refiere al ambiente evangélico, trata de mucho más. Trata de un entramado corrupto a nivel internacional del cual el pastor pasa a ser un títere. 

Para serles sincera, me llamó más la atención el personaje de Joaquín Furriel, excelentemente interpretado. Aún la trama alrededor de ese personaje me pareció impecable.

Lo del ámbito eclesial pasa a segundo plano cuando veo el tema de la elección de un pastor como candidato para poder manejarlo a su antojo según estas fuentes extranjeras que ostentan el poder mundial. Me parece una anécdota el tema pastoral, al lado de toda la corrupción política internacional y nacional alrededor. ¿Por qué? Porque en estadísticas, es mayor la inmoralidad en la política que extiende su mano negra a instituciones como la policial y a la justicia, que en las iglesias evangélicas en Argentina, las cuales tratan de contener y servir a la gente que lo necesita. Pero, claro, la parte buena no vende y esto es una ficción.

Si realmente querés saber lo que hace Dios, lee  "Se murió y ahora que?"