El
whatsapp. ¡Qué gran invento! Hoy hasta el mail ha dejado de ser una
forma importante de comunicación. ¿Para que escribir? Con solo
apretar un botón ya puedo despacharme oralmente con todo lo que
tenga que decir. Así que lo primero que hacemos cuando tenemos el
aparato es descargar el whatsapp.
Es útil para los grupos de trabajo, del colegio de los chicos, de
las comunidades, grupos de estudio, de la familia, de los amigos y
podríamos nombrar tantos grupos como relaciones tenemos. Sin
embargo, para aquellos que además de estar con el celular en la mano
tienen otras cosas que hacer, escuchar y ver, se torna una
herramienta tediosa, absolutamente invasiva de la intimidad y la paz
interior. Sobretodo las personas que no pueden dejar de ver “el
mensaje” apenas suena la notificación.
En
fin, para los que tienen este TOC, les dejo algunos consejos para no
perder la salud mental.
1.
DESACTIVÁ LAS NOTIFICACIONES
Debemos
aprender a distinguir lo importante de lo urgente y de lo
“importante-urgente”. Convenzámonos a nosotros mismos que si
algo es verdaderamente “importante-urgente” nos llamarán ante la
necesidad de una respuesta instantánea. Ningún mensaje de whatsap
es de vida o muerte. Entonces, vos debes elegir que tiempo le
dedicarás a chequear esos mensajes. A veces, estamos rodeados de
personas que quieren sacarse los mensajes de encima, entonces te
escriben o te graban el whatsap audio: “Te lo mando por acá porque sino me olvido”.
Yo pregunto, que le garantiza a esa persona que yo recuerde su
mensaje de whatsap al otro día. Así que antes de escribir algo por
problemas con tu memoria, cerciorate que tu receptor no sufre del
mismo mal.
2.
SILENCIÁ LOS GRUPOS
Con
el mismo concepto del punto anterior, tenés que saber priorizar y
poner las reglas de uso para poder ser parte. Por ejemplo,
generalmente, un grupo tiene el nombre del ámbito que comparten en
común o del tema por el cual te unieron a él. Por lo consiguiente,
debo ubicarme y saber que todo comentario fuera de ese tema, no es
relevante. ¿Pero que hacer con los que toman el grupo como catarsis
personal o para enviar conversaciones que sólo le interesa a una
sola persona de ese espacio? Pues bien, lo más sano para tu mente,
es silenciarlo. No te va a sonar el fatídico ringtone sino que vos
los mirarás cuando puedas. Claro, que luego podrás llegar a tener
más de cincuenta mensajes sin leer y caerás en una crisis emocional
por eso. Yo lo soluciono, pidiendo que alguien me haga un resumen de
esa conversación y logro que en dos líneas me digan lo importante
(que por supuesto nunca fue urgente).
3.
PROGRAMÁ EL ENCENDIDO Y EL APAGADO DEL CELULAR
Esta
función la descubrí casi de casualidad, pero fue la salvación del
insomnio. Puede que duermas con el aparato en tu mesa de luz cuando
se carga y que cuando ingresa una notificación, aunque le dejaste el
volumen en cero, se prenda la pantalla aún más fuerte que tu
velador. Lo cual hace que tu ansiedad no te deje dormir hasta
chequear quien es el desubicado que envía whatsap, mail o mensajito
de face a las cuatro de la matina. Teniéndolo apagado, dormirás
como un ángel hasta que el telefonito se encienda por la mañana.
Concluyendo.
Sé el dueño de tus decisiones, no permites que otros te organicen
la vida. Esto es tan fácil de explicar pero dificil de realizar:
autocontrol. Decidí vos en que momento leer y escribir mensajes. No
permitas que esta función te saque de un momento de concentración o
de disfrute con un ser querido. No vivas pendiente de lo urgente para
otros. Prioriza tus metas y salud por sobre todas las cosas.
Sé
más inteligente que tu smartphone.